XX: ¿Tú me amas?
YY: Si
XX: ¿Por qué me amas?
YY: Porque estás roto.
XX: ¿Qué?
YY: Mi razón de estar aquí es para hacerte entender que puedes ser amado, que tú no eres el problema.
XX: ¿Vas a dejarme?
YY: No... tú lo harás. Tú te irás.
XX: ¿Tú me amas?
YY: Si
XX: ¿Por qué me amas?
YY: Porque estás roto.
XX: ¿Qué?
YY: Mi razón de estar aquí es para hacerte entender que puedes ser amado, que tú no eres el problema.
XX: ¿Vas a dejarme?
YY: No... tú lo harás. Tú te irás.
Debí no haberte amado,
pero te quise tanto
que no se puede
y ahora vivo con este castigo.
Con el único desasosiego
de pedir que me odies
para seguirte amando en silencio.
Basta de este ruido.
Soy un punto de quiebre
sobre un vidrio,
me he roto en mil pedazos
y cada vez pesa más el llanto.
Si intento reunir
las piezas que quedaron
mis manos se lastiman
duele, sin pensarlo
Y abrazar estos pedazos
rotos,
aislados,
me pierden tanto.
Soy un pedazo roto,
resquebrajado,
sin forma ya,
sin sentido de pensar.
Que lastima al tocarlo,
que corta,
que llora,
que no importa si ha acabado.
Que duele en silencio,
solitario,
apagado.
Que muere en silencio
porque está cansado.