Primer día de clases, sus hermanas ya habían bajado de la movilidad internadose en el grupo de niños que se agolpaban en la entrada para poder ingresar, la mirada algo indecisa de la niña se detenía en uno que otro rostro tratando de pasar desapercibida.
El nombre del colegio se alzaba sobre el portón de metal "Nuestra Señora de la Misericordia", con algo de miedo apretó los puños y pasó.
- ¡Hola!
Se sobresaltó, sus ojos marrones se detuvieron en la persona que le había hablado, una niña de su tamaño sostenía una escoba a un lado del portón recogiendo un par de hojas secas del suelo, la llamó con la mano y movida por un impulso fue hacia allá.
- Hola ¿cómo te llamas?
- Noelia Pauta ¿y tú?
- Melisa ¿eres nueva no? ¿a qué grado vas?
- Entro a tercer grado A
- Oh yo estoy en tercero B
- ¿Qué haces barriendo? -soltó derepente moida por su curiosidad innata- ¿estás castigada?
La niña negó con la cabeza y señaló tras de sí donde un grupo de hojas secas ya había sido reunido.
- Ayudo a que este sitio no este tan sucio, ¿te gustaría...?
- ¡Claro!
Quince minutos después el timbre anunciaba el inicio de clases y ambas pequeñas correieron en direcciones opuestas depidiéndose con la mano bajo la promesa de verse a la hora de recreo.
No prestaba mucha atención a las indicaciones de su nueva maestra, por dentro armaba una montaña de alegría por haber echo la primera persona que consideraba una amiga, ya se imaginaba encontrándose con ella en las mañanas ayudando a limpiar un poco las hojas secas del pequeño patio a un lado de la entrada.
El timbre sonó.
- ¡Hey donde te habías metido!
Melisa la esperaba sentada en un descanso en el mismo patio de las hojas secas, dando un ligero saltito se bajó de ahí y fue a su encuentro.
- ¡Noelia!
Su hermana mayor corría hacia ella deteniéndose cuando la alcanzó, estirando el puño dejó unas cuantas monedas en su mano.
- Es tu propina, me olvidé de dartela
- ¿Ella es tu hermana?
La pequeña Noe asintió un tanto incómoda, su hermana siempre tenía ese aire característico de chica mayor que podía impresionar a cualquiera.
- Hola soy Adriana -saludó- ¿eres amiga de mi hermana?
- Estamos en el mismo grado, ¿tú en qué grado estás?
- Cuarto grado
- Vaya... y ¿sabes jugar lingo y a la liga?
- Claro
Demasiado...
La castaña ligeramente fue retrocediendo hasta alejarse de ambas chicas, su hermana y la que creyó que podía ser su amiga, siempre lo mismo, no importa donde fuese, siempre tenía que ser de esa manera, ya de por sí era difícil tener amigos...
... mucho peor que vivieran para quitartelos.
Así fue como aprendí sobre la amistad =)