jueves, 29 de abril de 2010

Images of... [child's]




La música era completamente estridente, lanzó un último vistazo a la puerta y se acomodó en el sillón de la habitación, el libro en sus piernas pasaba de página mientras disfrutaba de la entretenida lectura, tratando de ignorar  la bulla externa.

Con un golpe sordo la puerta se abrió, alzó la vista sin moverse y regresó a su libro, era el primo de su mamá.

- Hola

El hombre la saludó pero ella trató de no inmutarse y proseguir con su lectura, se sentó al lado de ella y fingió estar interesado en lo que hacía.

- Es un libro muy bonito

- -soltó pasando la página-

- ¿No vas a la fiesta?

- No... prefiero estar aquí

- Entonces me quedo a hacerte compañía

Aquel aroma nauseabundo de alcohol rozaba contra su mejilla, ahora quería salir de ahí a como fuere.

- Hey niña

- Dígame

Quizás debió haberlo previsto.

El cuerpo pesaba, demasiado, el hedor producto de la cerveza ahora bloqueaba su respiración, esos labios apretaban con fuerza contra los suyos y ella solo miraba la pequeña bombilla que brillaba en lo alto del cuarto, unas manos toscas la sujetaron de las manos botando el libro al suelo, quizás pensó que intentaría safarse, pero completamente absorta en el miedo era incapaz de hacer algo.

Él se separó de ella y quedó mirándola por unos segundos, quería llorar, no sabía porque pero quería hacerlo, ¿por qué hizo eso? Miró sus manos y notó que llevaba marcas de lapicero en ella por haber estado dibujando.

- Creo que... debo ir a lavarme las manos o mamá se molestará.

¿Mamá se molestará? ¿Desde cuando se le ocurría una frase tan absurda?

Pero su mente parecía no querer procesar nada más.

Salió del cuarto y avanzó hasta la sala, el amplio lugar estaba atestado de tios, primos, abuelos, casi toda la famila reunida bailando, divirtiéndose y tomando, la pequeña corrió hacia un sillón un poco lejos de la gente y se acurrucó ahí, su madre se acercó y sobó su cabeza.

- ¿No estás cansada hija? Deberías ir a dormir al cuarto.

Negó con la cabeza y se abrazó a sus piernas.

- ¿Estás bien?

- Sí, es que quiero quedarme aquí.

Abrigada por la algarabía trataba de ignorar aquellas inmensas ganas de llorar.

lunes, 26 de abril de 2010

Fear of... [phobia]






Sus pies se balanceaban al borde de la cama, escuchó unos pasos acercarse y se metió entre las sábanas de nuevo, una figura se paró al borde de la cama y ella fingió estar dormida.

- Despierta pequeña

Abrió los ojos muy despacio bostezando, su padre le miraba con preocupación, se sentó al lado de ella y apoyo su mano en su vientre.

- ¿Como sigues?

La niña se encogió de hombros y suspiró.

- Humm... aún me duele un poco.

- ¿Naúseas? Deberías comer algo

- No -negó con la cabeza desordenando su cabellera castaño oscuro- no quiero.

- Pero hija... -el hombre tomó su mano- ya no tienes nada ahí dentro, nada que te alimente...

- Estaré bien, mientras no coma, ¿saldrán verdad?

- Sí, volveremos en una hora, cualquier cosa quiero que solo estés tranquila ¿sí pequeña?

- Soy una niña fuerte papá, estaré bien.

El hombre besó la frente de su hija y la arropó, a los cinco minutos la casa quedó sola y ella en la habitación se distraía mirando TV, de cuando en cuando mordía la almohada para aplacar aquel dolor en la boca del estómago, su hora pasaba y ya faltaba poco para que estuvieran de regreso.

- Ven pronto papá, no tardes

Cuando creía que  el tiempo pasaría sin mayores problemas, sintió un espasmo en su estómago, miró asustada la entrada de la habitación, aún no llegaban, se sentó por completo en la cama haciéndose una cola en el cabello, con algo de dificultad alcanzó el envase en el piso, subió el volumen del aparato tratando de distraerse pero su abodomen la golpeaba ligeramente hacia adelante.

Un ligero sudor frío acariciaba su frente y mejillas, la adormecia, su boca ligeramente entre abierta era incapaz de balbucear alguna palabra, respiró hondo tirando la cabeza hacia atrás, un temblor ligero abrazaba su cuerpo, no quería, ya no quería hacerlo, con un tirón se inclinó hacia adelante de nuevo y tosió, la base del recipiente, de color celeste intenso, parecía un pequeño mar donde estaría a punto de ahogarse...

Cerró los puños a ambos lados queriendo retener la respiración, ¿qué más podía dejar fuera? ya no recordaba cuando fue la última vez que comió algo sólido, la convulsión la obligó a  dejar de respirar sintiendo como su cuerpo se doblaba en un intento autónomo por querer sentirse bien...

El ardor era insoportable, pero ya solo reaccionaba para apartar su cabello del rostro, podía escuchar la televisión por sobre las arcadas y se perdía en los diálogos imaginando que desvanecía y flotaba.

Cuando volvió en sí, con dificultad hizo a un lado el envase, se limpió la boca con una toalla y abrazó la almohada, se sentía indefensa ante aquel monstruo que solo pretendía acosarla todos los días, lo maldecía y lo detestaba, su pobre sistema interno completamente vacío y colapsado reclamaba paz y ella solo le brindaba repugnancia y temor.

viernes, 23 de abril de 2010

La muerte de Liliana

Un sonoro crack hizo retumbar la entrada a la mansión Gaunt, un elfo de complexión robusta se hallaba frente a esta, el paño que cubría su cuerpo goteaba en sangre mientras en sus brazos una joven permanecía al parecer en un sueño profundo.

Sus facciones resaltaban un color pálido, todo su cabello lucía algo alborotado, Amicus la sostenía con dificultad.

Haciendo un nuevo chasquido entre sus dedos aparecieron en el interior de la casa, en medio de la sala el elfo no pudo más y la dejo con suavidad en uno de los sillones, sus vidriosos ojos permanecían impasibles sin quitar la vista de su Ama.

- ¡Alguien ayuda!

Ni siquiera se percató que tras de él parecían encontrarse algunas personas, o ¿solo era una? el pobre elfo había llorado tanto que no lograba distinguir frente a él.

- ¡La Ama Liliana a muerto! -chilló de nuevo mientras limpiaba sus ojos color miel en el mandil teñido de escarlata- 

Balbuceo unos instantes y rompió en sollozos que le provocaron un hipo suave mientras una de sus manos se mantenía sobre el cuerpo de la muchacha incapaz de creer que eso pasaría.


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Le parecía haber escuchado algunos ruidos abajo, pero su sueño era tan extrañamente profundo que no había despertado. Cuándo por fin lo hizo, un simple grito llegó a sus oídos más nítido que cualquier otro sonido.

- La ama Liliana ha muerto! -La voz, temblorosa y chillona, penetró en el cuarto de la Black como una fina ráfaga de viento, haciéndola saltar de la cama.

-Mi hija... -Susurró desesperada, corriendo escaleras abajo. 

Mel se detuvo al pie de la escalera, mirando la escena con los ojos llenos de lágrimas. Veía a su hija ensangrentada sobre el sillón, a su nieta a un lado y al elfo, Amycus, sollozando mientras intentaba limpiar el desastre.

El brillante cabello negro de la black se tiñó de vetas azul oscuro, y sus ojos perdieron aquel destello de vida. Conteniendo el nudo en su garganta, terminó de bajar la escalera y se acercó a la sala por detrás de Polyta.

-Alec! -Un elfo doméstico de enorme ojos oscuros apareció frente a ella. -Ve al sótano y traeme la poción de Gazthen, mi hija la necesita.

El sirviente asintió obediente y apresuró el paso todo lo que sus cortas patitas le permitían.

-Vete. -Murmuró casi con un hilo de voz y un ademán, indicandole al otro elfo que se marchase.

-Qué pasó aquí pequeña? -Preguntó a su nieta. Su semblante permanecía impasivo, las lágrimas aún no habían comenzado a correr por sus mejillas, y apretaba sin darse cuenta los puños a los lados de su cuerpo.

Mel escuchó a Polyta relatar la misma historia que había contado el elfo para luego romper en silenciosos sollozos. La Black se acercó a la joven y rodeandola con sus brazos sonrió de costado, alzando una ceja al ver volver al elfo doméstico con un pequeño frasco de líquido azul en sus manos.

-Estará bien, la poción de mi ex-marido dará resultado... ve con Amycus y haz que se la beba toda. Avísame cuándo haya despertado.

El sirviente hizo una sutil reverencia antes de darse la vuelta y conducirse escaleras arriba, al cuarto de Liliana.

-Si me disculpas pequeña, tengo algo que hacer. -La mortífaga soltó a su nieta, sonriendo con complicidad mientras se alejaba hacia la puerta.

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- ¡Ama Liliana!

Respiró. Era como si nunca le hubiesen enseñado a hacerlo, a grandes bocanadas de aire se incorporó con dificultad su vista era aún algo borrosa, sentía su cuerpo frío y los latidos de su corazón eran cada vez más notorios.

Se restregó los ojos y miró alrededor, un par de elfos sonreían ante ella con lágrimas en los ojos, aún se sentía algo aturdida y ninguna palabra parecía salir de su boca.

- ¡Hay que avisarle a la Señora Black! -chilló uno de ellos dándose la vuelta y atravesando de manera apresurada la puerta de la habitación.

-Ama Liliana

La joven posó sus grandes ojos azules en Amicus, el elfo aún seguía sollozando, la castaña le sonrió de costado mientras volvía a reposar en su cama, se sentía agotada pero tranquila... aún sin saber que le había pasado...

martes, 20 de abril de 2010

Looking the void




Un poco borroso la verdad,
parece que es imposible imaginar
que lo que existe fuera de aquí,
es realidad.

¿Indefenso?
Yo, jamás.
Aquí estoy seguro,
lo sé.

Solo acurrucarme,
y pensar en mi vacío,
que me alimenta y me cobija,
que me cuida.

Ella entiende,
ella sabe que lloro,
pues ella es responsable,
pero así y todo yo la quiero.

Yo quería saber como se llamaba,
porque venía a mí tocando a mi ventana,
más no lograba adivinar su nombre.

Señora,
¿puede decirme?
Oh.. ya entiendo.

Pero duele,
aquí en mi pecho,
palpita y duele,
a veces tanto que no puedo ni pensar.

Recuerdo haber oído su nombre...
¡Pero yo la conozco!
Pensé que se había olvidado de mí,
mi querida Desolación.

¿No te irás de nuevo verdad?

not really...



Maquinando entre los recuerdos,
jugando con mis pesadillas.
Solo en silencio,
a través de mis ojos.

Recogiendo pedazos de palabras
trituradas como el vidrio,
que acarician mi piel
y me dan calor.

Protegida de mis sombras,
solo ondulante,
como pequeña marioneta
admirada por el vacío.

Ya no quiero volar,
quiero solo vivir,
quiero destruir este dolor interno
que me consume hasta el alma...

...que me quema y no me deja respirar.

my sweet [drugs] candies


Y con aquel aire ajeno
ingresando en su sistema,
atrapando sus sentidos,
envenando cada exhalación.

Pero debe tomarlo,
sentirse libre de aquella realidad.
Su cabeza ahora es lejana a su cuerpo,
ahora siente que sus latidos le queman en la garganta.

Hambre... eso es.
Temblando devora aquellos bocadillos suculentos,
uno a uno los engulle, el ardor se detiene.
Sus manos entumecidas de frio se cubren
la una a la otra.

Solo aquel placer enajenante
lo lleva a la calma,
solo así se acurruca,
bajo aquel dolor.

Sonrie,
el sabe que es feliz,
se cubre con aquellos pedazos de cartón
soñando que son suaves sábanas,
soñando que su cuento es perfecto.

Creyendo que sus dulces...
son de verdad.



 

martes, 6 de abril de 2010

Dos vueltas de giratiempo.

- ¿No parecen haberse dado cuenta verdad Loca?

- No Chiflada,aún creo que no

- ¿Qué crees que pase cuando...?

- No quiero ni pensarlo

Una al lado de la otra miraban la parte externa de la gran fortaleza, la enorme pared de piedra se alzaba por todo lo alto, como queriendo devorarlas con su magnitud, era de noche.

- ¿Le dejaste la carta a los líderes?

- Claro Chiflada, me hubiera gustado despedirme de todos...

- Si, yo tambien Sam, pero ya quedamos en que era mejor así, luego hablaremos con ellos, les explicaremos mas calmadamente porque, de seguro entenderán, son nuestros amigos ¿no?

- Lo sé Chiflada, solo que hay algo que... no nada, tienes razón, es lo mejor por ahora.

Liliana le sonrió revolviendo su cabello, sacó un poco de chocolate y se lo dio, lanzó una última mirada al que por muchos meses la acogió bajo su techo, la gran fortaleza tenebrosa.

- ¿Sabes a lo que nos atenemos con esto verdad?

- Sí, pero mientras estemos las dos, no habrá ningún problema.

- Cierto.

Dieron media vuelta y ambas desaparecieron sin rumbo fijo, buscando lo único que necesitaban para ser felices: Poder jugar.

sábado, 3 de abril de 2010

Sábado de Gloria.

"Ahora trátame como quieras. 
Toma mi vida: me gustaría que me la sacaras 
que me sacaras de este mundo y me volvieras al polvo.

Porque para mí
la muerte vale más que la vida. 

He soportado insultos sin motivo 
y estoy sumido en una profunda tristeza. 

Líbrame pues, Señor, de esta prueba; 
déjame partir para la morada eterna. 
No apartes de mí tu mirada, Señor. 
Es mejor para mí morir que seguir viviendo 
con un mal incurable.

Tobías. 

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Miró el reloj, la hora marcaba en punto, suspiró tranquila mientras terminaba de atarse los pasadores de sus zapatillas, el teléfono sonó.

- ¿Aló?

- ¿Noelia?

- Dime… ¿qué pasó?

- No puedo ir hoy.

- …

- Tengo algunas cosas que hacer y no se si me alcance el tiempo, además que estoy algo cansado y serán muchas horas, ¿no pasa nada verdad?

- No… no importa. Iré yo de todas maneras.

Colgó.

“No lleven nada para el camino: ni bolsa colgada del bastón, ni pan ni plata, ni siquiera vestido de repuesto.”

Como hacía diez años atrás lo hiciera por primera vez, tomó su guitarra y salió.