miércoles, 30 de junio de 2010

Respírame



Toma ese aire y hazlo mío,
regrésalo a mi cama,
a que pueda, al suspirar,
recordarte en un sueño.

Convierte tus sábanas en mi piel
y aprisióname en un abrazo;

de tu almohada mi cuerpo
fundida a tu cintura,
en un suspiro solitario...

respírame.

[En el bar] sobre rieles.



Del tren,
las luces.

¿Cómo logran perderme?

Hundida en esta taza de café,
con el sabor amargo de mi olvido.

Endulzando este vacío,
con el sabor dulce,
de esa voz que solo respiro,

a minutos,
a instantes...
de olvido.

martes, 29 de junio de 2010

tic-toc



¿Y cómo te hago saber?

¿Escribo una carta al viento?
No llegaría.

¿Dejo un par de canciones flotar en el aire?
No las escucharías.

Solo miro,
la facilidad con la que el tiempo
no deja de pasar.
La simpleza de las horas
volcándose en mis ánimos.

Pero supongo que no importa.
Que solo debo dejarlo irse...

¿Al tiempo?

Sí, quizás no quiera volver más.

sábado, 26 de junio de 2010

[Empathic]



¿Disfrutas del vaiven del silencio sobre tu entorno?

Quieto.

Como remolinos de luces,
fundidas en una singular amalgama,
que tus ojos no pueden mirar.

Adormilado, casi exahusto.

Recubierto del mismo sopor de indiferencia.
con el cuerpo devastado,
agredido por tu egoismo,
por aquellas ganas de dejarlo morir.

Dejándote absorver,
al ritmo de sus desaires,
¿como marioneta...?
Lo necesitas.

Vaivén... lo disfrutas.

Y es que el silencio,
no se puede apagar más.

viernes, 25 de junio de 2010

Diálogo Unipersonal IV - He


¿Cómo logras que la música
no te tumbe en los recuerdos?
Cuando lo único que logras
al escuchar esa letra
dando vueltas en tu cabeza...

Es tener unas ganas irremediables de desaparecer.

O mejor todos,
que todos se vayan,
solo quieres ser tú y tu recuerdo.

Quieres respirar hondo,
quieres dejar que las lágrimas caigan,
porque eres feliz recordando,
te sientes bien con eso.

Él bailaba,
¡Cuánto le gustaba!
con una sonrisa contagiante,
con aquel brillo en su mirada de quien no sabe.

Que no faltaba mucho para irse.
Y él bailaba contigo,
te sujetaba entre sus brazos
¡cuán felices eran!

¿Recuerdas?

Recuerdo...
que esa canción siempre me recordaba a él.

¿Tanto?

Más.

¿Nadie más?

Nadie más me quedaba.


"Pero jamás impedirás... y que al oir tu nombre sin querer me duela el corazón"


martes, 22 de junio de 2010

me&you


Tu voz...

tu risa,
tu respiración,
tu silencio,
tú,

no sé que haría sin ella, sin tí.
Gracias por iluminar mi vida,
por darme aquel brillo de sol que parece perderse
entre las ramas de mi inconciencia.

Por ser tan "tú" para este "yo".

Por convertirlo en un "nosotros"

sábado, 12 de junio de 2010

Subway, street, blood... teaching.



El "bip" marco seis veces antes que las puertas dobles del metro se abrieran, el enorme bus tragó a una decena de personas que se acomodaron rápidamente en los asientos, algunos rezagados alcanzaron a acomodarse en el pasillo.

La joven, recostada en la ventanilla, miraba distraida las luces de fuera del metro iluminando el camino, el ambiente dentro del transporte era tranquilo, al menos para ella que volvía a casa después de un extenuante día de hacer deporte.

En el siguiente paradero subió tan solo una pareja, la mujer se sentó un par de asientos delante de ella y el hombre se quedó parado al lado suyo, se sujetó de las agarraderas cubiertas de plástico y el bus prosiguió la marcha.

Tal vez fue eso lo que inició todo, nunca pudo saberlo.

Un chillido en forma de susurro la despertó de su letargo, el hombre se balanceaba de atrás hacia adelante apretando las agarraderas, en su gesto podía notarse el infantilismo típico de alguien que en su vida había subido a un medio semejante, rodó la vista tratando de concentrarse en su sueño, pero el ruidito casi imperceptible comenzaba a volverse intenso, tortuoso...

Clavó su mirada, recostada aún en el asiento, en él, sonreía divertido jugando a introducir su mano por en medio de la agarradera como si fuera un tiro al blanco, alzó una ceja y miró de nuevo por la ventanilla, la noche ya cubría por completo el espacio pero ninguna luna ni estrella parecía querer alumbrar.

Una risa confundida con palabras erizó su piel, presionó sus manos sobre la funda de su bate de softball intentando ignorarlo...

No supo cuanto tiempo permaneció así, pero el frenado del bus le indicaba que ya estaba a su paradero, se levantó y avanzó por el pasadizo casi maldiciendo al tener que pasar al lado de ese hombre... ¡Parecía que incluso volteaba a verle! ¡Disfrutaba desquiciarla de ese modo! Estaba segura que murmuraba palabras de burla pero que al mirarle de reojo simplemente sonreía balanceándose en las agarraderas.

Parada en las puertas dobles un penetrante aroma a perfume de varón ingresó en sus fosas nasales, por sobre su hombro se dió cuenta que él se bajaba en el mismo lugar que ella. ¡Maldita sea! Atravesó el transporte para salir y caminó muy despacio, la figura la adelantó, sus manos en sus bolsillo acompañaban el canto que evocaba en un ligero silbido, incapaz de oir pues llevaba unos audifonos a todo volumen.

- Aprenderás...

Entró por la callejuela que ella siempre usaba de regreso a casa, lo siguió alejándose del ruido nocturno, de los autos, de las personas, de cualquiera que fuese testigo de su maquiavélico pensar; con cuidado sacó el bate colgándose la funda a la espalda, él avanzaba por la acera de la derecha y ella lo seguía cautelosa.

Casi a un metro de él era capaz de notar su aberrante y molesta presencia palpitando en su cabeza, el ruido de las agarraderas chillaba como mosquito en sus tímpanos, tenía que callarlo, tenía que impedir que no aprendiera.

Con la misma rapidez con la que procesaba las ideas asestó un golpe en su nuca obligándolo a doblarse y caer al suelo, sin darle tiempo a reaccionar golpeó la parte superior de su cráneo sintiendo la madera hundirse en los huesos, resquebrajarse, doblegarse; con el cuerpo echado a un lado aplastó una de sus manos y lo bateó en la boca rompiéndole la mandíbula, la sangre salpicó en sus zapatillas pero él no parecía querer reaccionar.

A la espalda de la calle, unos perros ladraron armonizando y acallando los golpes que uno a uno acestaba a su inútil cuerpo, destrozándole sus malas costumbres, arruinando sus deseos de no respetar lo que no era suyo.

Cuando terminó abrió el estuche recuperando el aliento, sacó la franela que usaba para sacarle brillo al bate, limpió su herramienta con cuidado y usando el mismo material se inclinó para amarrar las muñecas del hombre, su rostro desencajado por los moretones combinaban con las manchas rojas en las diferentes partes de su cuerpo.

Caminando con pausa regresó a su casa con la seguridad de que aquel chirrido de las agarraderas del subterráneo no la torturaría más.

Dialogo unipersonal III - She




Cómo mirarte y decirte que así no era la historia, cómo borrar esa heridas mecidas por los años, cómo dormir aquel dolor de la indiferencia, que late en mí tan fuerte y tan presente. Y no puedo, porque hablarte nunca será lo mío, que si tus ojos me persiguen, es solo para sentir que la culpa es mía.

Que tu mano nunca se aferró a mí, siempre sintiéndome caer, que la sonrisa no se incluía en mi pequeño diccionario. Y el refugio de mis letras solo lograban alejarte, porque no querías entender, que como los demás, tu hija no sería.

Escondida en mis libros, escondida en mis miedos, perdida en el pasado, en los abrazos que no volverían. Siempre creciendo a tú querer, a tu forma de moldearme, quizás demasiado débil, un poco pequeña y despistada.

Pero más nunca hablé, y no lo hago ahora, más te miro y sé... que no confías en mi persona. Que el dolor vuelve, y las palabras mueren, que me refugio en las historias, en las páginas de mi imaginaria vida. Y no es lo que quiero, aunque sé que no vendrá. lo que quiero de tí, lo que nunca podré escuchar:

"Hija...
... de ti me siento orgullosa"

martes, 8 de junio de 2010

Reduciendo




Y aquel rayo de sol quiso entrar en mi silencio,
pero los árboles habían crecido demasiado,
sus ramas cubrían casi toda la parte alta,
y era incapaz de ver la luz que quería brillar.

Incapaz de querer levantarme,
solo viendo el cielo a través de los pequeños espacios,
que entrelazados lograban mostrarme,
los pedazos en los que se iba consumiendo mi vida.

Abrazado a la soledad,
atrapado en mis ideas,
en aquel mundo imaginario,
donde la vida eran sonrisas.

Con las manos gastadas de raspar,
las paredes de mi inconciencia,
resignado a dormir
a morir en mi ley.

Sentado,
cansado,
simplemente...

frustrado.

sábado, 5 de junio de 2010

I [remember]


Y recuerdo...
que aquel frío te aterraba,
me mirabas titubeante
y solo sonreía resuelta.

Casi como si lo hubieses esperado,
te recostabas al lado mío,
tus manos congeladas
envueltas por las mías.

Respirando tu temor,
sintiendo casi sin conciencia,
te dejabas embriagar
en ese mortífero calor.

Y tu figura formándose entre mis manos,
presintiendo que no podría,
que a cada paso intentaba,
con un gesto más profundo.

Y recuerdo...

Que aquel frio no existía,
simplemente en las horas muertas,
dentro de ese clima obsesionante,
abrigándome en tu piel.

Pero te alejas,
aquel frio vuelve de golpe
y no comprendo,
mas solo sonríes.

Las luces se apagan,
y en aquella oscuridad
me siento tuya de nuevo,
solo dejándome morir.

Y recuerdo...

que te amé.

viernes, 4 de junio de 2010

Stars




Hoy quise mirar al cielo
tratando de buscarte [de encontrarte]
pero no pude...

Perdida en los rostros,
llenos de vacío,
simplemente encogiendome el alma.

Aferrándome al aire,
esperando que lo notaras
queriendo decir...

Pero no escuchas,

y se que no tengo las palabras,
que me pierdo en mis intentos,
que hoy más que nunca
me pesa el dolor de saberte lejos.

De no tocarte
de no sentirte
de no nombrarte.

Hoy en silencio,
asesiné mi espera,
y terminé envuelta
en la maldita noche fría.

Dime donde es que debo buscar,
si para mí eres como una estrella
entre tantas que alumbran,
la única que observa.

Hoy quise mirar al cielo.

Y simplemente....

... no pude encontrarte.

jueves, 3 de junio de 2010

Chronicles of a dream





Las bocinas de la couster apresuraban al auto que le llevaba por delante, encabezando la hilera de asientos al lado izquierdo iban un hombre y su hija, ella, acomodada sobre sus piernas, se apegaba al vidrio admirando cada nuevo detalle de ese, ya tan conocido, panorama.

- Papá

La niña señalaba, a través del vidrio, una hilera de luces diminutas acomodadas simétricamente una al lado de la otra siguiendo un constante camino que se elevaba y por momentos lograba perderse.

- ¿Qué es eso?

El hombre sonrió y se inclinó un poco, tomando la mano de su pequeña mientras dibujaba una línea imaginaria sobre el vidrio, comenzó a explicar.

- Eso es un camino, un camino que lleva al cielo.

La niña, acostumbrada quizás a las historias que lograban escapar a su imaginación, rodó la vista.

- Papá... eso no puede ser un camino. -aunque dudó por un segundo- ¿Quién iría por ahí? ¿Y para qué?

Rodolfo soltó una pequeña risa y posó su mano en la cabeza de ella desordenándole un poco el cabello.

- Cuando la gente muere no conoce el camino correcto para llegar a Dios, sobre todo en la noche, que todo es tan oscuro, para eso son las luces, les sirven de guía, ellos van en sus carruajes impulsados hacia lo más alto del cielo, y por eso las ves desaparecer, porque ya no vuelven.

Mientras escuchaba la historia miraba fijamente el brillo de esos puntos, entornando la vista por un segundo creyó que parpadeaban, quizás tenía razón.

---
Cuando él se fue supo que iría por el mismo camino, no podía dejarlo. Lo persiguió hasta verlo subir al carruaje, montado sobre las luces que, en vez primera, le mostrara. Trató de seguirlo, se subió a aquel camino corriendo a todo lo que le daban sus pies, intentando no mirar debajo por temor a perder el equilibrio.

Gritó su nombre, pero no parecía escucharle, miraba sonriente delante de él, incapaz de darse cuenta que la pequeña que tanto amaba lloraba hasta quedarse sin voz, casi de manera imprevista tropezó cayendo al suelo, a lo alto las luces seguían elevandose, trató de subir de nuevo pero no pudo, avanzó por debajo de las luces mirando la sombra del carruaje elevarse más alto, más lejos de ella, intento subir de nuevo y ya era casi imposible, solo le vió desaparecer mientras las luces se apagaban para dar paso a la madrugada.

---

Se removió incómoda en el asiento, la couster se movía a una velocidad media y ella solo esperaba llegar a casa, recostó la cabeza sobre la ventana mirando de soslayo el panorama exterior, lejos de la carretera unas luces se encendían marcando un camino que se elevaba a lo alto del cielo, entornó la vista y creyó ver, por breves segundos, el parpadear de las luces, como aquella primera vez que supo que él no estaría ahí para siempre.

martes, 1 de junio de 2010

Y no sé

[In past.]



[i]Eres lo mejor que me ha podido dar la vida,

eres por quien me levanto todas las mañanas,

eres por quien soy capaz de soportar un tráfico terrible para llegar al trabajo,

eres por quien he vuelto a estudiar,

eres por quien me esfuerzo por ser mejor músico,

eres por quien procuro cuidarme, para no preocuparte,

eres la única mujer a la que amo,

eres, con todos tus defectos y virtudes, a quien quiero para toda la vida,



Contigo he llorado y he reido,

contigo he suspirado,

contigo me he enamorado de verdad,



a tí... te amo.



Te amo para siempre, y no solo no va a cambiar, sino que estaré contigo porque así lo he decidido.



Nunca, jamás pienses que eres un error.



La vida no pudo darme mejor cosa que tú.



No pudo darme mejor cosa que a tí, porque tu tambien me amas.



Te amo María Quijada Castellano (:[/i]

[/in past]



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[b]Y no sé que decir...

sólo sé mirar,

sé callar,

temblar y luego llorar.



Y ya no trato de alcanzarte,

no pretendo hacerlo,

mis alas se han desecho,

mi vuelo a pisado tierra.



Porque el cielo ha perdido,

y mi tristeza ha ganado,

hundida, sin querer mirar,

pensando que fue y no volverá.[/b]



[eLe]

Y no sé que decir...
sólo sé mirar,
sé callar,
temblar y luego llorar.

Y ya no trato de alcanzarte,
no pretendo hacerlo,
mis alas se han desecho,
mi vuelo a pisado tierra.

Porque el cielo ha perdido,
y mi tristeza ha ganado,
hundida, sin querer mirar,
pensando que fue y no volverá.

Bipolar Writings




Y con aquella mirada gastada,
de cansancio, de simple indiferencia,
creyendo que la paz que buscas se pierde.

Solo desaparece.

Y en vez de eso
te retuerces,
con aquella ira acrecentada,
que no te deja lugar al descanso.

Que te provoca,
te mueve a romper,
a destruir,
a no querer callar.

Descubres que no puedes,
que aquel ruido externo se vuelve a tal punto
desquiciante,
que te abstrae de lo que eres conciente de hacer.

Con el cuerpo amilanado,
retorcido de dolor,
encogido en su depresión,
adormeciendo su manía.

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