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Primer piso, despacho del Ministro de Magia y del staff de funcionarios ministeriales.
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Permiso, permiso.
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Hey, no empuje
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Oiga, ¿ese lobo es suyo?
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Ese perro me ha mordido el...
Con un timbre característico, las puertas del ascensor del Ministerio de Magia se cerraron y las pocas palabras de queja quedaron ahogadas en aquella estruendosa caja de metal, Shane resopló y acomodó su chaqueta.
El largo pasillo de aquella zona le daba algo de nerviosismo, aunque sabía que solo quería estar de segura de algunas cosas podía sentir el corazón alborotándose en su pecho, Kibo, que se hallaba conectado con la joven bruja, se acercó y le lamió la mano, la oji gris le sonrió y avanzaron.
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Donde estás... donde estás
Comenzó a revisar una por una las puertas de madera pulida, leyendo los letreros, nombres y más nombres que para ella no significarían gran cosa si no estuviese tan preocupada por su situación actual.
Después de mandar su primera carta de cuestionamiento al staff de representantes del Ministro no había recibido respuesta alguna, acongojada mandó una segunda lechuza creyendo que tal vez no habían recibido la primera, cual fue su mala sorpresa al responderle a ella que no alegarían motivo alguno sobre dejarla no ingresar al cuerpo de aurores.
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Rayos, creo que me pasé de puerta.
Miró a frente y comenzó a urgar entre la segunda fila de entradas recordando...
La tercera lechuza que mandó ya era un poco más explicativa, ella necesitaba saber "el que" cual era el motivo para que no la dejasen ingresar, la siguiente respuesta sobrepasó lo absurdo, el staff afirmaba no confiar en ella y que por ende no era merecedora de aquella gran responsabilidad.
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Aquí es
A pesar de esto se animó a enviar una cuarta lechuza, siempre con el temor que terminasen vetando a su pobre lechuza Jitsuwa de volver a mandar una carta en su vida, fuera de eso no volviò a recibir una respuesta y ya habìa pasado mas de diez días así. Al menos, recordaba haber escrito, quería que le mostrasen alguna prueba que probase el que ya no se confiara en su persona.
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Vito
Ahí estaba la puerta que andaba buscando, tocó un par de veces y esperó, antes de ir a buscarle al ministerio se había tomado la molestia de enviarle una lechuza con todo este problema, esperando que el diese tal vez una solución mejor atne el mutismo de los otros integrantes del staff.
La puerta se entreabrió y la ojigris cruzó el umbral, mirando de frente vió al mago escondido tras su amplio escritorio, enfrascado en una lectura de él profeta, a su lado una pluma a vuelapluma parecía escribir las murmuraciones del susodicho.
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¿Si? -se escuchó-
¿qué desea?
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Buenas tardes -carraspeó un poco para aclarar su garganta-
soy Shane Potter, Señor Vito, venía a verle para saber si recibió mi lechuza
El hombre no mostró reacción alguna y pasó la página del periódico.
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Yo no veo los temas puntuales de los bandos señorita Potter, para ello puedes comunicarte con la central. Pero te puedo dar mi opinión personal al respecto.
La joven tragó saliva, esperaba que lo dijese le ayudaría tal vez a entender mejor ese infierno del cual no parecía ver la salida.
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Sería una tre-men-da irresponsabilidad de parte de los del staff el darles privilegios especiales a cualquiera que se acerca a ellos y los pide, sería un verdadero caos. Cuando dicen que no te pueden dar responsabilidades en Ottery no es porque hayas hecho algo malo, sino porque debe haber una cuota de confianza entre los del staff y quien postula al cargo, para así prevenir cualquier problema... y también influye mucho la "corazonada" de los encargados del staff al momento de decir "si, creo que ella lo haría bien" o "no, creo que no cumple el perfil que buscamos", y el hecho de insistir e insistir hasta el cansancio solamente te quitará bonos para el cargo, al menos yo no aceptaría en el equipo a un desconocido que me mande varias lechuzas postulando por un cargo y se enoje porque no le doy el puesto.
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Pero, pero -la joven no daba crédito a lo que oía ¿enojarse? Pero si en ningún momento, en ninguna de las lechuzas que envió recordó haberse puesto grosera o prepotente-
disculpe señor pero no creo que usted entienda que es lo que estoy pidiendo
El hombre continuó hablando por detrás del papel impreso, digno ejemplo de un autómata que ignoraba la cara de desconcierto que evocaba la chica.
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Además un consejo; si ellos dicen que no te pueden dar un puesto y tú sigues insistiendo, hay un 99% de posibilidades que se incremente la negativa, versus un 1% de posibilidades que cambien de opinión. Que tenga buena tarde señorita Potter.
Apretó el puño con fuerza y reclinó el rostro, dió media vuelta haciendo rechinar sus zapatillas estilo conver y salió por donde vino.
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Con un... , ¿cómo se atreve...? ¿Quién rayos se cree qué...?
Alzó la faz mirando a la entrada ahora cerrada, cerrada como las ideas de aquel hombre, cerrada como todas las posibilidades que hasta ahroa había probado.
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¡Ni siquiera me postulo para ministro de magia! -gritó furiosa por fin dando media vuelta para regresar al ascesor-
Tontos, tontos, el tipo no tiene ni la más mínima idea de lo que fui a pedirle
Caminaba apresurada y hablaba al aire, o en defecto, le hablaba a Kibo, el único que parecía escucharle en esos momentos.
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Solo quiero ser auror, solo quiero volver al lugar que me acogió, solo trato de ayudar, solo quiero... maldita sea.
A punto de llegar a las puertas dobles de metal pasó por un despacho que tenía la entrada entre abierta, su mirada gris recorrió la estancia por unos segundos y notó las voces de un par de integrantes del staff, riendo...
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¿Vale la pena Kibo?
Se metió en el ascensor, ahora vacío salvo por un par de muejres de edad avanzada, y esperó a que la dejasen en el atrio, cualquier cosa era mejor que estar en ese nido de...
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¡Cucarachas! -una de las mujeres saltó a su costado-
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¿La mataste? -con el golpe seco de su tacón se escuchó el crujir que marcaba el fin del bicho-
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Si, que feo bicho, no deberían haber cucarachas en el ascensor, ¡esto es el ministerio de magia por Dios!
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Para que veas querida -le murmuró su amiga-
aquí hasta las cucarachas saben llevarse la gran vida