martes, 22 de noviembre de 2016

N.

El dolor es así,
fluye,
pequeño y débil,
como un río dulce,
como un cielo triste,
como un ángel sin norte.

Te acaricia,
te destruye,
aunque adormece
tu nombre.

Y no es dejarlo ir,
y no es,
dejarlo ir.

Lo abrazas,
te absorve,
no lo quieres
aunque lo tienes.

Y aún un tiempo más,
lo vives,
lo respiras,
te acaricia

y se duerme.

Se duerme en ti,
y se aferra,
se alimenta en ti,
se calma en ti,
duele en ti

y no te deja.