¿Por qué pensaste que era necesario romperme el corazón?
No entiendo
¿Por qué consideraste que era necesario patearme en el suelo?
No entiendo
¿Por qué te aferraste a creer que yo era feliz así?
No entiendo
¿De verdad me odias tanto?
Entiendo.
¿Por qué pensaste que era necesario romperme el corazón?
No entiendo
¿Por qué consideraste que era necesario patearme en el suelo?
No entiendo
¿Por qué te aferraste a creer que yo era feliz así?
No entiendo
¿De verdad me odias tanto?
Entiendo.
Te miro y pienso,
lo bonito que sería
acariciar en silencio tu risa.
Te miro y pienso
que tomar tu mano
me bastaría un día,
Te miro y pienso
¿está bien conformarme
y admirarte a lo lejos?
Te miro y pienso
¿por qué me estoy
haciendo todo esto?
Y dejo de pensar
y te vuelvo a mirar
no existimos juntos,
eso debo saberlo ya.
Eso no va a pasar.
Y aquí estoy
y duele.
Y aquí sigo
con el pecho lastimado
con el corazón destrozado.
¿Cuándo deja de doler?
¿Cuándo para el grito?
¿Acaso debo morir para dormir en paz?
Es eso quizás,
solo así dejaré de llorar.
Solo así, muriendo en paz.
Sin tener que hacer más.
Que complicada es esa voz en tu cabeza,
que no para de recordarte todo lo que haces mal,
que no para de decirte
que por confiar
siempre terminas siendo el más grande imbécil
que insiste en vivir.
Nunca vas a dejar de doler, ¿verdad?
"Seré para ti único en el mundo.
Serás para mi único en el mundo."
Y lentamente,
conforme me olvides,
habré perdido.
Porque en este campo
plagado de rostros
iguales al mío
fue más fácil olvidar
y romperme el corazón
que esperar que regreses.
¿Fue más fácil?
No te veo a mi lado.
Así que creo que solo yo
me quedé extrañando.
Me domesticáste sin querer
y pateaste mi corazón
que siguió latiendo esperanzado.
Porque hay historias que seguirán igual.
Porque cada noche lloro pensando,
"¿que estoy haciendo mal?"
Y la respuesta no llega jamás.
Amé, tanto.
Amé hasta que dolió.
Tanto.
Que cuando me dejaste,
solo quedó el dolor.
¿Cómo limpio
los trazos que dejaste
sobre mi corazón?
Si decidiste jugar
con tinta indeleble
Si decidiste
que a lo mejor
estaba bien dejarme así.
Pisando miedos,
colgando en el vacío
perdiendo poco a poco
el sentido.
Amando un eco,
un recuerdo,
amando en silencio
extrañando en compás eterno.
Tiene la facilidad
de lastimarme aunque ya no está.
Despertar para extrañarte
se ha vuelto tan normal.
Como el hecho de que
nunca querrás estar aquí
Adiós.
Buen viaje.
Te quiero a muerte.
Adiós, te digo adiós,
por siempre.
¿Cómo a ese "te amo" no le importó hacerme tanto daño?
El "tu y yo"
que nunca existió
es el que más me duele.
¿Cómo unes
pedazos que siempre
estuvieron rotos?
Me cansa
cortar mis manos
cada día.
Llenas de heridas
por cada intento
de dejar de pensar.
Y aún así
aquí estoy
pensando en ti.
Pensando en que duele
igual que ayer
igual que mañana
Igual que siempre,
el que no estés más.
Ya fue.
No sucedió.
Y no sucederá.
Repítelo hasta que se te grabe, sin necesidad de llorar.
"Si tu no estás aquí no sé...
...que diablos hago amándote."
Hoy solo eres una extraña,
con todos mis secretos.
Hoy solo eres el fantasma
que algún día fue mi casa...
Y vuelvo a despertar
con el mismo sueño
ese donde te abrazo
y me dices que todo.
Todo estará bien.
Pero no existe
nunca pasó
no estás
y no sé como seguir.
Estas letras
tan absurdas
y estúpidas
solo caen.
Como mi vida
en el vacío
como la sangre
que gotea el piso.
Que no se detiene.
Que no cede.
Que muere.
Y muero yo con ese sueño.
Despacio, constante.
Como cada día.
Desde que me dejaste en el infierno.
Te amo como
Ícaro amaba
el sol.
Muy cerca.
Demasiado.
Hasta caer y morir.
Te necesito.
Y necesito decírselo al viento,
pues solo el entiende,
que mi corazón está muerto.
Sin ti, en silencio, deshecho.
El "después" no existe.
Porque después la vida termina.
Y más que eso, no hay.
¿Es costumbre tuya?
¿Partirme el corazón cada vez que dudas?
O se ha vuelto un juego indecente,
entre tus sentimientos y los míos,
acuchillarnos en el espacio
hasta que no quede una gota de sangre.
Quizás es un paralelismo
ahogado entre dudas
abrazado a una roca
en medio de un lago.
Cayendo,
tan despacio
que respiras agua
y mueres sin pensarlo.
Amar es un proceso extenuante.
Nacemos programados
para cumplir los patrones
designados por la vida,
unos y ceros confundidos
entre sonrisas y lamentos.
¿Cómo desaprendes?
Cómo reprogramas
esta inutilidad,
cuando la voz en tu cabeza
no deja de gritar.
Cómo le bajas el volúmen
a tus demonios,
cuando te sangran
los oídos.
Cómo acallas el ruido,
cuando tu cerebro ahora es
una locomotora incesante,
descarrilada.
A punto de chocar
contra el próximo muro imaginario
que se te ponga en frente.
Y salga de la pantalla,
pidiéndote despertar.
Dicen que
los días más dulces
existen solo
en el pasado.
Dicen que
de nuestros recuerdos
tejemos los sueños
más vanos.
Pero no te dicen
que lejos,
del otro lado del cielo
unos ojos miran atentos.
Te ven brillar
con la magia del universo.
Con una sonrisa
atada a un te quiero,
a la calidez de un abrazo
a unas palabras de aliento.
Y dejas que sonría,
que te invada de energía,
que te quiera y que exista,
con cariño,
con paciencia
y con risas.
Llámame loco
porque pierdo el sentido,
porque quiero tu voz
nublando mis sentidos.
Llámame,
reclama este deseo,
quema cada centímetro
de piel y déjame expuesto.
Quiéreme,
desata bocanadas
de suspiros,
muérdeme en silencio.
Atrápame
bajo tus manos,
necesito que
exista el tiempo muerto.
Déjame
perdida en deseo,
que tu piel
se erice con mis dedos.
Ámame
segundo a segundo
en un jadeo intenso
perdiendo el control,
Perdiendo aliento
ganando en gemidos
llevándome tu nombre
arañando mis sentidos
Agitado, agotado..
Queriendo siempre más.
¿Cómo escapas del ruido interno?
Es como esconder tus propios gritos
cuando tu eres el único espectador
en una habitación grande,
tan grande,
que puedes no ver las paredes.
Pero sabes que salir es imposible.
¿Cómo escapas del ruido interno?
Arañar tu propia garganta es imposible
porque sabes que te detendrás
que en algún punto el dolor
te pedirá piedad,
y que tus manos caerán agotadas.
Manchadas e insatisfechas.
¿Cómo escapas del ruido interno?
Cuando solo quieres llorar
dejarte caer,
y subes el volúmen
porque una música debe sonar más fuerte
Porque tu voz debe desaparecer,
antes de que empiece la siguiente canción.
"Y aunque no pueda olvidarte se muy bien...
... que tú también piensas en mi"
Hoy se quebró
la voz de mi guitarra
y al intentar recuperarla
no me respondió.
Me odia,
lo sé
sabe que le arranqué la voz
porque me recordaba a ti.
Intenté parchar
sus heridas
y no sirvió
La veo
retorcerse,
y quizás se pregunta
¿por qué?
Lo siento,
esa respuesta tampoco existe para mi.
"Y aprendo una vez más.
Las cosas que realmente amas te apuñalan la espalda."
En la distancia
te vi,
distante y mágica,
perfecta.
¿Quién puede aspirar a un amor así?
Mis manos temblaron,
mi pulso se aceleró.
¿Todo bien?
Solo quiero decirte
que mi corazón
te llamó.
Que en sueños te encontró.
La voz me tiembla,
sonrío porque pienso en ti
duermo sujetando mis mejillas
que no aguantan reír por un mensaje.
¿Está todo bien?
Quiero aventurarme,
quiero reclamar mi nombre
en tu boca,
pero qué puedo ofrecer.
El corazón se me acelera,
me nublo de pensar.
¿Estamos bien?
Pero cada paso
hacia adelante
son dos pasos atrás
entonces...
¿No estamos bien?
Perdón,
no me enseñaron
que me romperías
en trozos.
Mis manos quieren las tuyas.
Mi voz te llora sin aliento.
No estamos bien.
Pero, entonces no era real.
¿Te imaginé?
Mi cabeza da vueltas,
mis latidos se aceleran,
porque no fui suficiente.
Es eso.
Estoy rota.
Debí recordar que estaba rota.
Y una persona rota,
¿qué puede ofrecer?
No estoy bien.
Y quería ¿sabes?
Lo siento.
Debo recordar
que entre no ser suficiente
y existir.
Hasta eso no lo hago bien.
Te extrañé,
entrelazando notas dulces
y viejas melodías.
A una distancia prudente,
te extrañé.
Y recobré aliento,
miré en silencio
tu sombra al partir
y escondí mi lamento.
A una distancia prudente,
te extrañé.
Con el tiempo quebrado
en figuras y trazos,
me aferré al aire
que dejó tu último aliento.
A una distancia prudente,
te extañé.
Y consumido en este espacio,
sin consuelo,
sin tus manos,
sin aliento,
sin tus brazos.
A una distancia prudente,
te olvidé.
En silencio,
grita en silencio.
Araña y rasga mi aliento.
Perdóname,
no encontré versos
en esta noche.
Y solo quiero callar.
¿Me escucharás?
La bestia
que dormía tranquila,
esta bestia que sin razón
y con pasión gruñe.
Esta bestia
que salta,
que me llena
de palabras
que dichas así
¿Tienen sentido?
No hay razón
que me permita hilvanar
estas rimas,
no busques un compás,
no tiene sentido.
No dicho así, no hay más.
Solo palabras.
Palabras que gruñen,
palabras que arañan,
palabras que aullan,
palabras que rasgan.
Palabras.
Atrápame,
en la noche más secreta,
enriédame a través de tus piernas.
Encuentra el punto perfecto,
en un vaivén y un lamento
déjame aullar en desconcierto,
quiero gemir en silencio.
Desgarra en silencio mi espalda,
marca ese camino
directo hacia mi cuello.
Aprisiona mis sentidos,
núblame,
dejame en desconcierto
y detente antes de empezar
De nuevo.
Toma sin descanso,
y aventúrate sobre mi cuerpo,
quiero memorizar tu centro
y que el camino sea lento.
Quiero pedirte en un jadeo
que detengas mi tormento,
quiero gemir sobre tu boca
un espamo silencioso.
Un te amo casi perfecto.
He disparado a mis pies.
Ahora solo necesito dispararme el corazón.
Con un suspiro
arrancado al tiempo
podré colar mis ganas
a través de tu espacio.
Con un poco
de tus suspiros
dormiré entre
tus sábanas.
Con el deseo
de mis anhelos
trazaré un camino
hacia tu cuerpo.
En silencio
seré tuyo
en silencio
se hará mío.
Formaré
tu piel
en mis manos
a mordidas,
a caricias,
a gritos de mi nombre.
Solamente en tus labios.
Tarde
es la hora
de este momento,
inútil.
Tarde
es mi deseo
en un intento,
vacío.
Quiero
que volvamos
a la sombra
de un te quiero
Al silencio
de tus deseos
al ritmo
sin aliento.
Al movimiento eterno, de tus suspiros en mis versos.
Me gustas,
aunque callo,
aunque paso a paso
intento borrar estas huellas.
Me gustas.
Y mis trazos
intentaron
inútilmente desdibujarte
línea a línea.
Y no estás.
Entre letras
de canciones
que taché
palabras que perdí.
Y te vas
Una y otra vez
mi almohada
se cansa
de escuchar esta palabras.
Que me gustas,
que no sé
si algún día despertaré
Y entenderé que no doy más.
(Dedicado anónimo)
Desesperado.
Eres el aliento
de mis más vanos,
vanos deseos~
Si del viento
se hablara
en tu nombre
encontraría motivos
Para tocarte.
Si en la luna
más cercana
dejase un poema
volaría a tu noche.
Para acompañarte.
Si del silencio
guardara un secreto
entre mis sábanas
sería buscarte.
Para acompañarte, para tocarte, para besarte.
Romper poemas
se ha vuelto una costumbre.
Arrancar hojas vacías,
evitar llenar líneas
manchadas de ceniza
con nada.
Aquí se trozan poesías
se desalínean las palabras
se rompe la armonía
de un contexto sin rima.
Grita,
quiero perder el piso
y caer sin aliento
golpear contra el suelo.
Quiero caer sobre poemas rotos
sobre rimas manchadas
sobre poesías cortadas
quiero caer
y arañar estas letras una y otra vez.
Quiero que me sueñes,
que encuentres alivio y calor
en este breve encuentro
donde mis manos se vuelven aire.
Donde el tiempo pierde y gano, siempre gano.
Quiero que me sueñes,
atrapado entre tus dedos
aprisionado a tus deseos,
donde mis ojos te encuentren.
Donde el tiempo pierde y gano, siempre gano.
Quiero que me sueñes,
preso de tus suspiros,
como un esclavo a tus deseos
donde mis besos te encuentren.
Donde el tiempo pierde y gano, siempre gano.
Quiero que me sueñes,
reclamo tus labios sin cansancio,
y que tus caricias me quemen
donde el deseo quiera que te encuentre.
Donde el tiempo pierda.
Donde gano, en cada aliento tuyo siempre gano.
¿Qué pasa conmigo?
Que no encuentro alivio
a este maldito y cansado
respiro.
Si hubiera estado antes
tal vez de manera diferente
las cosas no se habrían
perdido
Siento que esto
es más que un chiste
sin final, aburrido
y constante
Estoy cansado
mi mente necesita descanso
mi cerebro pide a gritos
un alto
Pero no puedo
entre más lo intento
más explota este tren
inestable
Quisiera no depender
pero te lo digo casi sin querer,
no puedo robarle al tiempo
tu silencio
Ya, acaben conmigo.
Es hora de quitarme
de este camino
Es hora de intentar.
Es hora de olvidar.
¿Es hora?
Estoy harto ya.
Juguemos,
deja que mi voz
se raspe,
que agonice.
Entierra
migajas de atención
sobre mi cabeza,
sepúltame con ellas.
Acelera el ritmo
ve vuela y
convierte tus miedos
en suicidas.
Finalmente,
juguemos
te espero en silencio,
te espero en secreto.
Te espero pero, ¿quién sabe?
¿Acaso lo sabes?
Si supieras,
que dejé de creer
en dios por creer en ti.
Si supieras,
que dejé canciones
desordenadas,
invadir mi cabeza.
Si supieras,
que noche tras noche
el insomnio me consumió
hasta el amanecer
Si supieras que mis letras,
mis poemas,
mis frases más perversas.
No tienen sentido,
no más.
No logro hilar,
me ahogo en aire húmedo
de arrogancia
de dependencia.
Me nublo en latidos
en suspiros
que arañan tu nombre
en un sofocante silencio.
¿Tenía algo en mente?
¿Soy capaz de contenerme?
Miro una sombra,
al borde de mi cama
y no eres tú
es la angustia destrozada.
Quisiera arrancar el deseo
y desmenuzarlo,
medirlo y apretarlo entre mis piernas.
Y no,
no perdí la paciencia,
dejé que la malicia me consumiera,
dejé que me absorbiera.
Porque si al soñar
que tu vientre me espera,
que tus palabras son como dedos
que se entretejen en mis caderas.
Dejo entonces de creer en dios
de negar que mi existencia
no dependa de otra cosa
que tu voz sobre mi boca.
Que tu deseo se consume,
a bocanadas de impaciencia.
Hoy me perdí,
abrumado,
en una sonrisa
que no se ve.
En un instante
me encontré,
frente al cielo más azul
que en sueños logré.
Encontré un atajo
y lo seguí,
para atrapar un momento
de ese viento justo aquí.
Para que al amanecer
a través de su ventana,
encuentre alivio
en sus mañanas.
Para que siempre encuentre el sol.
Para que siempre despierte en calma.
Cuando llega la noche,
mientras las estrellas susurran,
espero en silencio,
tras una luna confusa.
Se que está ahí
en el firmamento,
se que vela
por cada uno de mis sueños.
Su voz acompaña
cada desvelo,
construye un puente
entre el cielo y mi mente.
Aunque en silencio contemple
y aguarde esperanzado
no he visto a esa diosa
que solo en sueños me ha llamado.
Ojalá fuera tan fácil borrar las cicatrices.
Siento que por momentos
se precipitan en un borde inexistente,
y se rien de mis intentos inútiles de no verlos nunca más.
Por momentos,
esta tibieza que abriga esas marcas,
el tacto casi acompasado bajo tu latido.
Por momentos.
Pero regreso a mi impulso incosciente,
regreso a mis manos sobre tu piel
regreso y me deshago.
Pero regreso.
Sin haberlo sentido
lo disfruto,
sin haberlo tocado lo hago mío.
Y lo siento,
como un estúpido ritual
donde mis ojos se cierran
Y te siento en deseo,
en terrible lamento.
¿Lo sentimos?
¿Lo sentiste?
Lo siento.
Alerta: Estos escritos fueron rescatados de unos impresos antiguos que tenía, porque ni siquiera los tenía en digital, no recuerdo cuando, ni donde, ni porqué los escribí. Así que mucho de esto considérenlo a-temporal.
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Part I
- ¿Es para mí?
- Todo tuyo.
Tomó entre sus manos aquel pequeño detalle y sonrió abrumada, quizás por el desconcierto. ¿Porqué a ella?
- No puedo.
Estiró los brazos y quiso entregárselo de vuelta, él negó con la cabeza haciéndole un gesto hacia adelante con la mano.
- Quiero que sea tuyo.
- ¿Por qué? -algo en su mente le hizo escuchar ese 'quiero' como un 'necesito'.
Él solo sonreía, tomó su mano, la que aún sujetaba el detalle e inclinó el rostro un poco avergonzado, cielos, la quería demasiado.
- Es algo mío, lo sé. Pero quiero que sea tuyo, quiero que cuando lo veas recuerdes que, a pesar de todo, alguien como yo... te quiere.
- Pero, tu sabes que yo no... -le miró a los ojos apretando su mano con la suya- sabes que no te quiero.
Él asintió, lo sabía.
- No es lo que me preocupa, ya te lo he dicho.
Quería gritarle, demostrarle que no valía la pena, que ella solo le seguiría haciendo más daño, detestaba no poder quererle, no de esa manera.
- Me gustas... mucho. -soltó ella sin pensarlo-
- Es bueno saber eso.
Se acercó a ella y acariciando su mejilla la besó, una sensación indescriptible recorrió su columna, olvidando por un segundo que aquel día ya no la vería más, la tomó por la cintura llevándola hacia adelante, en respuesta ella lo jaló por la camisa abrazándose a él, mientras subía sus manos por el torso logrando separarse unos centímetros de su boca.
- Te quiero.
- Abrázame, ¿si? No me sueltes.
Él hundió su rostro en el espacio entre su hombro y su cuello, ella solo acariciaba su cabello dolida.
- ¿Tanto me quieres?
- Demasiado.
- Lo siento.